viernes, 24 de abril de 2009

La Manzana de la Tentación

Había una vez un chico que fue criado bajo los preceptos que imponía su religión; este chico creció y se convirtió en un joven que a pesar de tratar de seguir los preceptos con los que había sido criado, siempre sentía ganas de rebelarse contra ella.

Y fue en uno de esos momentos en los que se rebelaba contra las normas de su religión y su familia cuando la conoció a Ella. Ella era una chica sencilla, humilde y centrada y a Él le gustaba mucho; le encantaba. Pero por cosas del destino ellos dejaron de verse, aunque chateaban de vez en cuando y fue nuevamente un día en que se encontraba en plena rebelión cuando la vida los volvió a cruzar.

Esta vez parecía que entre ellos iba a comenzar algo importante de veraz; Ella sabía de su religión, de esos preceptos y a pesar de no compartir la misma, la respetaba y no la cuestionaba. Pero a pesar de eso cuando Él salía con Ella lo hacía a escondidas por miedo que alguien lo viera y lo reprendiera por estar junto a una chica que no era de su misma comunidad religiosa. Y si bien una simple salida de dos personas que se están empezando algo no es letal para nadie, lo más temido por Él un día ocurrió, originando un pequeño escandalete en su comunidad que lo dejo entre la espada y la pared, entre Ella y su religión.

Y tuvo que optar y eligió, eligió su religión y a Ella la dejó sabiendo que algún día se iba a arrepentir de esa decisión.

Ahora bien. ¿No es muy tonto pensar que por un par de normas religiosa que inventan un pequeño grupo de hombres que dirigen un grupo religioso debemos abandonar nuestros sueños, actividades comunes de gente de nuestra edad, dejar de lado personas a las que queremos sólo porque esas cosas o personas que son inocuas le parecen una fatalidad a ese pequeño grupo de hombres y lo escudan bajo lo que un culto prohibe?
¿Adonde queda el libre albedrío que Dios le dio a los hombres cuando nos creo, cuando cierto grupete de ellos y en nombre de él, impone un recorte a la voluntad y libertad del resto de ese grupo masivo de hombres? ¿Alguien alguna vez se lo cuestionó? ¿Alguien alguna vez lo planteó a viva voz?

El camino se hace al andar dice el dicho y es porque así sucede. Nadie tiene escrito su vida de antemano porque los hombres solo conocemos el pasado y el presente; el futuro es algo que muta a cada segundo con cada decisión nuestra porque los hombres tenemos voluntad, discernimiento y libertad y si hay algo que se nos impone y a nosotros no nos parece correcto podemos decir NO! por más que se escuden en el nombre de un ser superior o en la obra mas magnánima sobre esta tierra para prohibirlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encanto nunca mejor dicho y nunca tan bien contada una historia jeje, da un poco de impotencia pero bue son cosas q pasan y seguro q conoces a alguien q le paso. nos vemos